Otra visión aymara sobre el indianismo

11.05.2023

Hablé con un empresario aymara, hay muchos, pero éste es de los que he tenido la fortuna de conocer recientemente. Es un ser libre, o por lo menos, así se siente, está orgulloso de su identidad, pero también de las posibilidades que se tejen en torno a ésta. Es decir, no le preocupa mantener su ser "puro".

Eso sí, le interesa mucho crecer en términos económicos. Es folclorista, ha sido pasante varias veces. Cuando se trata de celebrar, lo hace vestido de traje, con sombrero y chalina, esta última prenda de llama o alpaca. A sus celebraciones lo acompaña su elegante señora, una mujer que no escatima gastos en su "vestimenta de pollera".

Me dice que "el aymara es cosmopolita". Esto por su naturaleza económica. "Difícil que el aymara se quede en un sólo sitio, para sobrevivir necesita hacer negocios en todo lugar y de todas las formas posibles. Si el camino al éxito está en el extranjero ahí vamos a estar", me afirma.

En ese sentido, este amigo, cuando le hablo del indianismo, en su corriente ortodoxa, nacionalista, me dice: "yo soy libre, no me gusta que me impongan nada, eso del indianismo es como todas las ideologías, un límite a la libertad"... "Si vos quieres vivir bajo la doctrina de una ideología está bien que seas indianista. A mí me gusta la libertad", me reitera.

Esta conversación de pasillo me hizo pensar, por un lado, en la complejidad del aymara del siglo XXI y, por otro, en cuan útil o inútil es el indianismo para parte del empresariado aymara de hoy, el q'amiri.

De hecho, es interesante que este empresario reconozca su ser aymara y no una identidad desde el discurso del mestizaje. Pero es más interesante aún que rechace el indianismo por su carácter ideológico, en particular, por su dimensión nacionalista. En su comprensión, los nacionalismos no permiten que los pequeños y medianos emprendedores puedan despegar de sus sitios.

En definitiva, hay mucha tarea para la reflexión.

Tal vez pierden tiempo los indianistas en su utopía nacionalista. Tal vez, tal como lo predicaron en algún momento los indianistas de nueva generación, los no ortodoxos, es momento de que vean al "indio real", con sus defectos y virtudes. Con sus reales intereses.

Hay momentos en los que la ideología a secas, como dice este empresario, es un límite, en este caso, un límite a la reflexión de aquellos que hoy abrazan la vertiente nacionalista del indianismo ortodoxo.

Por Gustavo Calle, Periodista.

Crítica de la historia - Gustavo Calle
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