2019: La hipótesis del autogolpe

04.07.2023
IMAGEN: AIZAR RALDES / AFP.
IMAGEN: AIZAR RALDES / AFP.

Los conflictos internos en el Movimiento al Socialismo (MAS) están sacando a la luz pública las estrategias que este partido urdió en noviembre de 2019 para generar un vacío de poder que sirva de pretexto para la consolidación del relato del golpe de Estado.

Las revelaciones del jefe de bancada del MAS en la Cámara Baja, Andrés Flores, y de la diputada de la misma organización política, Deysi Choque, respecto a que fue Evo Morales quien instruyó al secretario ejecutivo de la COB, Juan Carlos Huarachi, pedir su renuncia, estarían mostrando como fue el masismo el más interesado en que se consolide un momento propicio para el vacío de poder que de paso a un escenario caótico propicio para un "golpe".

A nadie le es ajeno que en la antesala de noviembre el discurso del entonces presidente Morales estaba enfocado en sostener que se pretendía un "golpe de Estado" contra su gobierno. En ese sentido, al parecer, desde entonces, o tal vez mucho antes, ya la élite del masismo tenía la fórmula para salir airosa de la crisis de octubre de 2019.

Es lógico pensar que fue de esta forma pues el MAS es el único partido político en la arena de la contienda boliviana que ha demostrado conocer a fondo el "arte de la guerra política". Siento decirlo, pero no existe hasta la fecha una organización política partidaria que tenga el conocimiento de este "arte" y mucho menos la frialdad para el cálculo político que tiene, o tenía, el MAS.

A ver, bajo la revelación de Flores y otros hechos conocidos como el rechazo a la sucesión presidencial por varios miembros del Movimiento al Socialismo en noviembre de 2019, considero que NO hubo golpe de estado URDIDO desde la oposición política y desde lo social movilizado en octubre y noviembre de ese año (movimientos ciudadanos y sectores populares anti-MAS), lo que sí, una suerte de apropiación e instrumentalización política de las luchas de octubre por parte de la oposición más conservadora y tradicional al MAS; que supo, por primera vez, aprovechar la oportunidad para la toma del poder político.

Ahora, ese contexto favorable para la oposición no sólo se debió al debilitamiento político del MAS por efecto de la movilización de octubre -y desde aquí va mi hipótesis del autogolpe- sino por una trama tejida por la propia élite del MAS.

Independientemente de los deseos de Carlos Mesa o Comunidad Ciudadana de que la transición no sea llevada por Adriana Salvatierra u otro masista, me queda claro que, por un lado, el MAS buscó el vacío de poder para generar una situación en la que sean los sustratos populares quiénes los reposicionen en el gobierno (cosa que no sucedió pues sólo la quema de la Wiphala, unos días después, rearticulará una memoria que generará una movilización pero que para nada fue una acción pro MAS aunque éstos últimos hayan buscado algún rédito e instrumentalización de la misma y la hayan capitalizado para sus fines políticos) y, por otro, en caso de que esto no suceda, el escenario para que se de una interrupción abrupta e inconstitucional de su gobierno para hacer calzar la narrativa del golpe.

El vacío de poder fue el deseo de la élite del MAS antes que de cualquier otro miembro de la oposición. En ese sentido considero que la figura podría tratarse como una suerte de "autogolpe".

Sí, el MAS necesitaba generar un escenario crítico para ALINEAR fuerzas. Lo consiguió, ya que tuvo la suerte de que la oposición que tomó el gobierno desde la huida de Evo Morales representaba los anhelos de las élites y las clases medias tradicionales que desde un comienzo miraban con desprecio la idea del Estado Plurinacional y añoraban la vieja República (no la ideal-teórica, aquella edificada en base a los principios de la ilustración) sino la histórica, la concreta, en la que ellos como élite y clase tenían el monopolio de lo simbólico, lo económico y lo político desde 1825. Eso fue Camacho, Añez y compañía. Cada medida política de esta élite y clase social desde la salida de Evo y durante el 2020 fue un punto para el MAS.

Así, el vacío de poder se llenó con los actores que al Movimiento al Socialismo más le convenían. Con ellos en el poder ya se tenía el sujeto que encarne el relato del "golpe" y con esto se podía cerrar la narrativa.

En este sentido, la estrategia del vacío de poder cumplió su cometido.

Por todo esto, pienso que las revelaciones de Flores y Choque, en medio de una lucha interna del masismo, están dando los elementos que confirmarían la hipótesis que formulamos en noviembre de 2019. Hubo golpe, sí. Pero fue URDIDO por el MAS.

Gustavo Calle es Periodista 

Crítica de la historia - Gustavo Calle
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